NOTA DEL ÁNGEL ROMÁN

Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán, que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain

El Recado de C.C.

20 de febrero de 2009

Avance: Heaven on Earth

ESTO ES UN AVANCE DE HEAVEN ON EARTH:
ESPECIAL PARA EL BLOG

La Vida és Part Buscar Plaer i Part Trobar Dolor

Entre la boira es perd,
entre la boira es respon,
entre la boira els ecos,
entre la boira els buits.

Jo vaig preguntar:
" Que espera el meu bon doctor,
per què calla?

"El doctor va obrir la veu:
"Durícia, ja que és més fàcil mentir-se,
durícia, pel qual aquesta molt malament. "

"Alguna cosa li va passar fa temps,
i aquesta molt malament del cor,
pel qual calla tal infecció"

Amb la veu entretallada,
responent al doctor:
"Durícia per la qual va ser deshonrós,
durícia per la qual no va ser el millor"

" De què em parla?,
potser va ser, un mal amor"
va dir tremolant el doctor.

Vaig contestar amb la veu contreta:
"Aquesta ferida en l'orgull,
m'aquesta matant, no puc amagar-lo més
ja que m'està desposseint de la meva homenia"

Vas buscar plaer, en un bar desgastat.

El doctor, limitat per seu poc saber,
va voler enfonsar una mica:
"Què va ocórrer amb ell?
Què va passar al llit?"

"Van passar massa coses o potser gens,
sol em record amb ell a sobre del llit"
trencant-se en plor i molt malament en l'ànima.

Vas trobar dolor, en un greixós llit.

Així va ser una història
d'un home amb l'ànima destrossada.

Entre la boira descansa,
entre la boira parla,
entre la boira crea,
entre la boira s'enganya.

Heartbreak Hotel (Parte V)

El-Hazzred camina furioso a la habitación donde están Joseline y Whipple, y toman la decisión de lo que querían hacer desde el principio, empezar a tomar sus sagrados alimentos. Era una sucia trampa para las putas y homicidas, hacerles creer que estaban destinados a llegar al hotel, Howard era un caso especial, ya que su carta estaba firmada por Caleb Ahab.

Caminaron por las escaleras y tiraron las cadenas, para alimentarse como debe de ser, hicieron un ademán para avisar al hombre de la recepción, el tiró una palanca y dejó las puertas de la cocina cerradas sin forma de escapar. Se apagaron las luces e inicio la función acompañada de una espectral sinfonía de gritos y de huesos rotos, con los actores destrozados para dar vida a la acción. Se prende el reflector principal, los tres entes: Joseline, Whipple, El-Hazzred hasta el mono Mateo, rasgando la piel de las putas con sus afilados dientes, y saboreando su sangre como el más delicioso vino, le dan los huesos ya sin carne a su devoto publico que solo es el pobre hombre de la recepción, que los saborea como la carne de Dios.

Olaf se da cuenta desde la tramoya, y empieza a corre hacía el vapor. Ve a Howard desnudo comiendo una jugosa manzana y un buen jamón, Iván también comiendo con él.

— Los tres dueños del local, se han manchado las manos de agua gris —agitado grita Olaf—, ya han terminado de cenar.

Howard termina de tragar, mira al suelo y el sabor a grasa y sal le recuerda que un día fue un animal.

— ¿Que comieron? — Dice Iván al gran Olaf

— A los pobres que engañó con sus cartas, creían que tenían destino pero hay tal horror en el mundo que no se puede creer en nada

— Te contaré una historia, amigo Howard, una de las pocas de los tiempos negros, —con la voz entintada en la nostalgia— una de las cuales tengo miedo a contar.

LA HISTORIA DE LA BRISA ÁRTICA

La última brisa está por llegar, la última razón esta por cuestionarse, la última copa de vino ha sido derramada y la voz de los hombres infames han construido un lugar muy lejos de aquí, antes de que el hombre existiera, los señores del ártico tenían magnificas ciudades donde algunas gaviotas quieren regresar a volver anidar en las suntuosas torres de vigilancia y los campanarios de los primeros templos. Los habitantes eran las almas cuaternarias, solo vivían para el gozo terrenal. Una de los grandes señores se disgustó con la viciosa imagen y mandó a uno de sus poderosos tenientes, el Demoledor del conocimiento y de la forma, la antitesis de la creación. Él destruyó todo rastro de nuestra existencia pasada y maldijo a nuestra raza con nunca encontrar una morada. Así que vagamos en la tierra buscando alimento y destruyendo cada cosa que amamos, ya que nosotros llevamos la semilla de nuestra propia destrucción. Ya no volveremos a ver las gaviotas y las magnificas ciudades que con nuestra sangre construimos.

Howard con la cabeza al suelo, escurriendo el agua, pensando detenidamente para formar una pregunta, pero tal vez que no tenga respuesta.

—Entonces, ¿Quién fue Caleb Ahab?

Iván con la carne más pálida respondió:

—Uno de los de fuera, un hombre tan siniestro como sólo él puede serlo, el amo de la tribu, fue quien crió a El-Hazzred, fue quien dio este hotel cuando esta ciudad era un villorrio, el fue quien te encontró en la cima de las torres, a él le debes la vida ya que te encomendó para renovar la especie.

— ¿Tiene que ver con la Gran Catástrofe de Hierro? — Pregunta Howard con los lentes empañados con el vapor

— Demasiado — Responde con la voz áspera — El llamó a los antiguos señores árticos y despedazaron el mundo, ahora ya se han ido, ya que volverán a construir su magnificas ciudades

Se empiezan a oír las cadenas y un fulgor naranja se ve por la ventana, los señores del hotel ya se han alimentado y quieren seguir con la función, abren la puerta del baño y empiezan a morder sus labios, ya que hoy es un festín, la carne de un alma cuaternaria es un delicioso premio para celebrar que pronto las sombras reinarán.

Corren por las escaleras, y al llegar a su habitación se ponen lo que sea que encuentran, ya listos bajan por la ventana, los dirige el olor a sal. Entonces para Howard empezó a aclararle la mente que había sido inundada por la leche agria que bebió el mismo día que encontró la carta.

La casualidad no existe: la carta, la manera depravada que lo veía Iván, eso explicaba una cosa, lo querían devorar en este mismo lugar. Eso explicaría también el alimento especial para estas “almas cuaternarias”. Tropieza con un cajón de una habitación, toma la carta y la lee con detenimiento científico, estaban firmadas con el nombre de Eva Wells, entonces por que su carta estaba firmada por Caleb, el empezaba a reafirmar que el no era muy normal.

— ¿Qué pasa? Nos tenemos que ir ya — dice Iván

— Por que me protegen tanto y por que mi carta esta firmada por Caleb — Susurra Howard

— No llegarás a comprender pero diré el por qué.

Olaf se fija en la habitación contigua, no ve a El-Hazzred ni a los otros dos.

— Tu has vivido desde hace muchos años, al igual que nosotros eres un alma cuaternaria, Caleb tenía el don, pero nunca murió, solo despareció hasta que esta catástrofe llegó. El ya sabía lo que iba a suceder. El fin del mundo el lo pudo predecir, todo ocurrió por fuego o más bien por lava. La tierra empezó a vomitar magma y gases que mataron a la mayoría de la humanidad. Tenemos que vivir para volver a repoblar esa es la misión que el señor Ahab dio.

La mente de Howard se volvió a aclarar, y siguió hasta caminar a la salida del local, corrieron por la avenida principal siguiendo el olor a mar. Llegarán sanos a la iglesia, pero un fuerte ábrego arrecia con la llegada de El-Hazzred.

Iván, Howard y Olaf, se disponen a correr, rompen las ventanas para poder salir, Howard no habla y grita como el animal que un día fue. Logran salir, pero Iván con el brazo fracturado y corren con agonía y una posible aceptación, de que serán devorados y echados en platos de metal. Llegan a un pequeño altar del lugar, con una fachada grasienta.

Olaf se sienta en el altar y apenas puede hablar:

— Otra vez, el dueño se ha comido la clientela, pero esta vez vendrá por él — Señala al pobre Howard — Pónganse ropa y nos iremos de aquí de una vez. Caleb nos espera en el malecón cerca de esta iglesia

Howard, con una cara que casi parecía un signo de interrogación, contesta y se limita a jadear.

— Como sabes eso, si Caleb murió hace tiempo

— Tú confía, es solo una corazonada

Ahab cae sobre el pequeño Howard y despedaza su oreja al tratar de hablarle al oído

— Tu serás mi más suculento alimento, con tu sangre color de fresa y te daré la muerte más rancia

Súbitamente se apagaron las luces y el pequeño Howard, sentía angustia. El sonido de los huesos al quebrarse y los susurros de dolor, se encendió otra luz y esta Iván cubierto de deliciosa sangre. El cuerpo destrozado de El-Hazzred, ya no era un mito que hace mil años había sido devorado y ahora si podía ser refutado, Iván miró a Howard con una mirada inusual

— Tú no eres alimento o carroña, tú eres mío, mi dulce amigo

El foco se quebró al abalanzarse Iván sobre el pobre Howard, lo único que se oía era la carne siendo tirada, la piel siendo rasgada, los dulces gritos de dolor y el dulce aliento de Howard resbalando por la quebrada garganta era inmensamente hermosos y no hubo más que sollozos del pobre Iván al verse convertido en un animal cuaternario. Esa es la esencia de estas pobres almas, nunca morir por al menos una vez.

Una luz al final del pasillo se prendió siendo precedida de la llegada del señor Caleb Ahab, entonces se veía a Howard tirado con hematomas en la pálida piel del cuello, mientras Iván callado y sentado enfrente de él. Olaf entraba justo detrás de una mujer de nombre Isabel.

— Ya acabó toda esta prueba y podremos engendrar — Dice Caleb

Se levanta Howard más que aturdido, tocándose la cabeza con la mano ensangrentada.

— Que ocurrió con el negro y la madame

Olaf alza la mano y cuelgan las cabezas de Joseline, Whipple y el mono Mateo.

19 de febrero de 2009

HEAVEN ON EARTH

ESPEREN PRONTO EL NUEVO ALBUM
ABRIL 2009
HEAVEN ON EARTH
(10 Tracks)
En Fuego te Quemes, en Fuego seas Quemado
Buenas Noches, Señor Scaglietti
El Jardín Prohibido de Zarzas
Niebla
La Vida es Parte Buscar Placer y Parte Hallar Dolor
Pasan Tiempos, Vienen Tiempos
Dios esta en la lluvia
Fuma, Jode y Bebe, que la Vida es Breve
No Trates de Enfrentarme
Toda Acción Tiene una Reacción Igual y Opuesta
(2 Bonustracks)
El Cielo en la Tierra
Epitafío
(Bonus+ especial para el Blog)
Carta Apóstolica
13 TRACKS ESPECIALMENTE PARA USTEDES
(Tambien en Descarga)

Heart Break Hotel (Parte IV)

Howard se vuelve a vestir, lo observa Iván y solo sale por la puerta. Howard baja las escaleras hasta llegar a la cocina, al abrir la puerta ve una vacía estufa con un gato dentro del horno y las gavetas vacías con una gruesa capa de polvo gris. Sólo hay cinco lindas mujeres vestidas de color negro, y tres hombres más de color rojo, en la mesa solo hay algo de fruta y muchas latas de comida. Howard no quiere nada de comer, le asquea el sabor a humedad, el añora el sabor caliente de la comida de verdad, no quiere saber nada de putas, ni de homicidas. Le reza a la Señora de París, para que acabe con este asqueante vivir.

— ¿Por qué has llegado aquí? Te encontraste la extraña carta — le dice una mujer de Asís

— La encontré muy cerca de este lugar. Vine solo por mera casualidad.

— La casualidad muere aquí, aquí todos nos han dado cartas de hace casi 200 años recomendándonos este hotel. — dice el hombre de Dublín.

Las putas se disponen a comer con un cucharón, lo hunden en la lata y sacan carnaza salada, la devoran como si nunca antes hubieran comido. Mientras los homicidas despedazan la fruta y quitan las partes podridas con un tenedor, lo que resta lo arrojan por la pequeña ventana grasosa en dirección al callejón. Howard asqueado por la escena viscosa, sale de la cocina y camina hacía la salida. El hombre de la recepción se da cuenta detrás de la jaula dorada.

— ¿A dónde crees que vas? — Exclama el una vez el dueño del lugar

— Voy a buscar algo que sepa distinto al metal, en pocas palabras una comida de verdad

— Si la quieres dile a Iván, el te puede conseguir lo que quieras, si es que tiene simpatía por ti

— ¿Cómo sabré si le simpatizo?

— Pídele lo que quieres, como tu comida de verdad, si el te lo da, es que estas con él.

— ¿Sabe donde está? — Mirándolo a los ojos de piedra

— Está en el baño del segundo piso, cuidado hay demasiado vapor, y creo que te sentaría bien. Ha sido mucho tiempo sin un buen baño de agua caliente.

Howard hace caso y sube las escaleras hacía su habitación. Abre la puerta y ve la luna resplandeciente desde su ventana, preguntándose cuando la volverá a ver sin el tono verdoso flourecente, se desviste y se cubre con una toalla que encontró debajo de su cama, a su mucho que añoraba un baño caliente. La ultima vez que lo hizo fue hace ya un año, antes de ir a trabajar, el la tierra lejana de Belfast.

Camina desnudo hasta el segundo piso, ve el letrero y entra como sin nada, pasa por las regaderas iluminadas por una lámpara parpadeante, solo alumbrando un poco y dejando en penumbra la habitación, ve a al hombre grande que guardaba la entrada la primera vez lavándose el cabello y parado sobre una charca gris. Al final estaba la escalera de azulejo verde, y al llegar al final, estaba la puerta gris que al pasar estaba la habitación a media luz con el foco colgando en un largo cable, toda llena de vapor y sudor. Con la fuerte humedad, Howard ya no soportaba más, el olor de la grasa al fluir en el agua gris, sentado en la pared el fondo estaba Iván, afeitándose con una gran navaja de plata por enésima vez, mirándose en el espejo que algún tiempo vio su tu tersa piel, ahora solo queda el pedazo del hombre que un día fue. Howard se acerca a él.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunta Iván

— Hace tiempo que no tenía un baño de verdad, uno donde no compartiera el charco con los perros. Y con agua caliente disponible cuando se quiera.

— Tienes razón, y creo que puedo confiar en ti

— ¿Por qué lo crees? Así tan rápido y sin ninguna conversación

— Por que aprovechas todo lo que se te ha dado, eres humilde pero piensas sólo en ti, al igual que yo hace algunos años. Viví la mayor parte de mi vida en una gran ciudad, aprendes a aprovechar lo que se te da, pero también tienes que hacerlo cuidadosamente y no tan rápido ya que caerás estrepitosamente. Así eres tú y se que puedo confiar en ti.

El hombre grande abre la puerta, entra desnudo y se sienta a un lado del pequeño Howard, la estatura se nota más, su diferencia de veinticinco centímetros ahora es un punto focal. Al mirar Iván se hecha a reír y le pregunta al hombre grande dejando su espejo a un lado de él.

— Olaf, ¿Qué ha pasado con lo que te pedí?

Responde Olaf con una mueca de fastidio

— No lo he encontrado lo que pediste, pero te traje algo que se pudiese parecer, está en mi habitación.

— No quiero entrar a ese lugar — Dice Iván con cierta incredulidad — Tu compañero parece un cerdo comparado con Howard, mejor tráelo aquí y te esperaré.

Olaf se pone de pie y sacude el pelo de Howard,

— Ahora traigo lo que querías, y espero que te guste.

Olaf desnudo camina hacía la salida del vapor. Toma una toalla y camina hacía su habitación. Saliendo del baño encuentra la siniestra presencia de El-Hazzred, con la mirada vacía trata de ver en el interior del hombre que del baño salió.

— ¿A dónde vas? — Dice con prepotencia mayor.

— Voy por algo que me ha pedido Iván y tengo que ir por el.

— ¿Qué le tienes que dar?

— Algo que el nuevo chico quiere, y ya lo acabo de encontrar.

— No quiero favoritismos aquí, te lo digo yo como dueño del lugar.

— Será el dueño de lo que quiera, menos del nuevo que acaba de entrar, tenía en su mano una carta del señor Ahab, eso ya quiere decir mucho de él. Tiene ahora más poder del que usted en el desierto hace mucho tiempo.

— Haz lo que quieras, hace tiempo que el bastando se fue, ya los dejo a ti y a Iván, les he dado asilo aquí ya que le prometí a Caleb que lo tendría que hacer, pero algún día la paciencia se me acabará.

— Cuando eso pase, después de una hora ya estará muerto, ande con cuidado entre nosotros.

Olaf camina y deja solo a El-Hazzred. Enfadado con la conversación el hombre entro en ebullición, en su cuarto la temperatura era tremenda y no tuvo más que tirarse un vaso de agua a la cara.

15 de febrero de 2009

Heart Break Hotel (Parte III)

Se escuchó el estruendo del viento ártico en la ventana, la mirada vacía de Abdul se volvía hacía Howard, ese silencio era algo insoportable, hasta que por descuido Howard tiró su vaso de cristal en el concreto.

— Discúlpeme, no pensé… le ofrezco una disculpa

— No te preocupes, no es nada, solo un vaso que no merece la pena que te disculpes. Creo que tenemos que descansar un poco, mañana hace otro día. Iván, ven por el amor de Dios — Le dice gritando a la puerta —

Entra el siniestro hombre de blanco y se acerca a Abdul, Iván acerca su oído a su boca y empieza a decirle unas misteriosas palabras, solo Iván se limita a dar una breve pero sonrisa.

— Vamos, lo guiaré a su habitación — dice Iván con gesto molesto —

Se paró con algo de gallardía el pequeño Howard y caminó detrás de Iván por la escalera de mármol gris.

— ¿Cómo ve su visita en este local? — Mirando a Howard

— Muy buena, aunque no entiendo este lugar ni a sus habitantes, son tan extraños, creen haber vivido mucho tiempo más de lo que creo posible.

— Tendrá que acostumbrarse a este lugar, así somos todos, incluyéndose señor Howard

Llegan a una pequeña puerta de madera con un foco fuera que parpadea, el número es 503 por alguna razón Howard empieza a darle vueltas la cabeza y pierde el equilibrio, solo ve el rostro borroso de Iván y cae al suelo como la fruta madura.

Despierta en una cama bajo sabanas blancas, está desnudo y a su lado está Iván acompañándolo, Iván solo con una camiseta blanca y con ropa interior del mismo color, se sirve en un vaso whisky y prende un cigarro Marlboro.

— Dormiste bien

— Si eso creo, ¿Qué hora es?

— Las 11 de la noche, dormiste casi 24 horas, supongo que debes de tener hambre.

— ¿24 horas? No lo creo. Que fue lo que sirvieron ayer en mi vaso. Abusaste de mí, por que casi no tienes ropa.

— No te preocupes, dormimos en la misma habitación, pero yo duermo en el sillón, y caíste al suelo por que es una forma que tenemos nosotros de vivir, pero me pasé de la dosis, cada organismo es diferente.

— ¿A que te refieres con la forma de vivir?

— Solo estamos despiertos por las noches, hacemos de la noche un mejor día, es la única hora en que sabremos que hay un mañana ya que vivimos esa transición, y te dimos ese medicamento ya que necesitas primero acostumbrarte.

— Entonces todo se vive por la noche, se puede saber el por que

— Por la misma razón que lo hacen algunos animales, somos perezosos y las victimas son más vulnerables en estas horas.

— ¿Victimas? Empiezo a creer que esto es un culto bizarro comandado por El-Hazzred

Solo ríe descaradamente Iván y se empieza a quitar la camiseta. Entra al baño, prende el solitario foco y solo se escucha la orina golpeando la porcelana. Desde el baño grita Iván

— Somos las victimas, hay demasiados peligros allá fuera y tenemos que estar alerta a esta hora del día

Sale del baño, con una toalla, y camina hacía la puerta.

— Tienes que comer algo, estás en los huesos, la cocina esta en el primer piso se entra por la puerta negra a un lado de la puerta donde entraste, socializa encontrarás más personas.

5 de febrero de 2009

Heart Break Hotel (Parte II)

— Todo ocurrió un fatal tres de abril el año pasado, estaba en Belfast de negocios y escuché las sirenas de la policía, encontré un pequeño sótano y algo me golpeó en la cabeza, dormí mientras escuchaba gritos y ráfagas de aire violentas. Al despertar, salí de aquel agujero y me dispuse al ver si había alguien más en la ciudad. No puede ser que yo haya sobrevivido en toda este lugar. Así que camine hasta llegar a esta pequeña ciudad tratando de buscar más personas para no estar solo, me aterra la idea de estar solo, sin nadie con quien hablar, sin nadie nuevo con quien pedir un poco de fuego para mi cigarrillo, nadie que me haga reír, solo están los perros y gatos callejeros. Hasta que encontré esta carta, me dio un poco de esperanza y la seguí, además también me llamo Howard. — Sonrió con un gesto macabro

Estaba también la madame sentada debajo de una pequeña ventana, vestida de un color escarlata y un velo de encaje negro; el negro vestido con un chaleco rojo, con un acordeón en sus manos y su pequeño mono montado en su hombro con un fez. Como si la carta hubiera sido un oráculo o una guía al futuro. Mientras el dueño con su mirada vacía observaba fijamente a Howard, como si lo estuviera esperando toda una vida o más si esa carta tenía la razón. El humo de los cigarrillos sobre la mesa parecían incienso y cuatro copas de alcohol.

— Cuando la leí por primera vez — dice Howard un poco molesto — solo pensé que era una carta cualquiera, pero decidí seguirla solo por curiosidad y además no tenía nada que hacer. Al llegar al malecón escuche algo no muy normal, era como una especie de música, o tal vez eran las gaviotas, y un fuerte olor a pescado, caminé y me dejé guiar por el aroma. Y así encontré este hotel, y en lugar de la tinta del letrero había neón diciendo el nombre de El-Hazzred.

— ¿Puedo hacerle una pregunta? -interrumpe el negro seguido del sonido de su acordeón.

— ¿Cuál es? Y otra cosa más ¿Cuál es su nombre? -con un pequeño gesto molesto.

— Mi nombre es Whipple B. Low, y mi pregunta es ¿Usted conoció a Caleb Ahab?

— No, nunca en esta vida, ese nombre es tan extraño para mí como el de usted, -Toma una servilleta- y le reitero, encontré la carta por mera casualidad.

Después hubo un silencio incomodo, hasta que se escucho un estruendo a lo lejos y las gaviotas empezaron a chillar, después se hizo presente un fuerte viento que sacude las ventanas. El dueño se puso de pie y miró por la ventana.

— Ya que siguió el camino y encontró la carta — murmura el dueño — puede quedarse en este hotel. Pero antes nos presentaremos ya que se quedará aquí durante largo tiempo.

Da tres pasos y se sienta otra vez, toma un cigarrillo de la mesa y lo prende, exhala el humo y pierde el color de sus ojos.

— Me llamo Abdul El-Hazzred, —lo dice con sabor a nostalgia— soy el dueño de este hotel que ha pasado por generaciones, desde que esta ciudad era solo una villa. De mi vida se puede decir poco, visité Bagdad y demás ciudades árabes, viví en soledad durante diez años, me dio un problema de visión cuando tenía 13 años que se agudizó al estar tanto tiempo en el desierto, conocí a Caleb en Damasco, pero poco después el moriría de un problema al corazón. Vine a esta ciudad poco después de la muerte de Caleb, quise mejorarlo y darle un aire siniestro — Sonríe mirando al suelo y sacando humo de la nariz.

— ¿Usted conoció a Caleb? -Interrumpe Howard

— Si lo conocí —mirando fijamente a Howard— que no te engañe mi apariencia, creo que soy mayor que tu por más años de los que te imaginas, y tú creo que ya estabas destinado a ver esa carta, Caleb siempre decía que tú jamás lo defraudarías y encontrarías cobijo en este lugar

— No lo creo, ¿Cómo sabría de mi existencia?

— Nada ocurre por mera casualidad, el ya había predicho que estarías con nosotros, te dejó las instrucciones para que estuvieras a salvo de esta terrible tragedia.

— Tengo otra pregunta, que yo creo importante. ¿Qué ocurrió en la Gran Catástrofe de Hierro?

— Es una pregunta algo difícil de responder, todos tenemos distintas versiones de la tragedia, ya que la magnitud fue tan grande que todo lo vimos de manera distinta: Whipple cree que fue por un misil nuclear; Joseline cree que fue una bacteria que mato a todos menos a los más fuertes; y yo creo que en realidad nunca existió tal devastación y todo esto es un juego perverso que nos dio Dios.

— Ahora para mí hay más interrogantes — Solo sonríe al suelo y toma otro trago de whisky

— Ya, cállense, tengo una buena historia que le gustara a este muchacho — Dice la madame con tono de orgullo — mi nombre es Joseline Fabian, yo misma conocí al mismo Sade. Era un pequeño hombrecito depravado, iba a la misma hora y día en mi antiguo burdel de París, siempre pedía a las más hermosas, y las más tiernas. Una vez me pidió que le mandara seis niñas a su casa. Lo único que sé, es que regresaron mal de la cabeza y temblando del más puro miedo, ese día solo me reí como nunca. Yo una vez tuve un gran amor, pero lo boté, me fui por el lado del dinero y decidí casarme por un gobernador. Para ser grande necesitas abandonar cosas que ya no sirven para nada como el amor y el dinero.

Howard solo observaba al piso de concreto pulido, tratando de ver un reflejo, pero no encontraba nada, tal vez sería que el piso estaba demasiado deformado, entonces el hombre negro del mono, se pone de pie y mueve su asiento hacía Howard.

— Mi pasado es un poco glamoroso — dice con un tono agrio — pasé tres años en América como esclavo en los campos de algodón, al huir me enlisté al primer tren hacía México para vivir más cómodo, allí me instalé por un largo tiempo hasta que decidí probar otros sabores que el mundo tenía deparado hacía mí. En Sudamérica mientras estaba en un campamento para encontrar una especie extraña de serpiente, se acerco hacía mí este maldito mono — señala al pequeño simio — se llama Mateo, y le gusta demasiado los cafés capuchinos, es una gran ironía. Llegué a este lugar buscando algo de comer, me habían dicho que aquí cualquier alma cuaternaria sería bienvenida.

Interrumpe Howard con voz cortada por una vida de cigarrillos.

— ¿Qué es un alma cuaternaria?

— Es, la vida más larga que alguien haya tenido — explica Abdul con la voz cortada — y esas personas necesitan alimento, pero uno que no se puede comprar en el supermercado.

1 de febrero de 2009

Heart Break Hotel (Parte I)

19 de abril de 1827

Mi amigo Howard, estarás en una pequeña misión para mí, te relataré el camino a seguir a un lugar seguro, donde la muerte se aleja al ver el estado de los que sobrevivieron a la Gran Catástrofe de Hierro. Caminarás y sabrás que estas en la soledad, habrá pruebas pero la recompensa será inmensa. Yo por mi parte ya no puedo seguir, la vida ha cobrado su cuota hacía mí.

En esta pequeña ciudad al norte de Irlanda, podrás llegar sin problema al malecón, al final de la tercera calle en un andador cerca del muelle el olor a pescado te guía a un grasiento hotel ya carcomido por los años, podrás ver las luces tenues y las siluetas depravadas por las ventanas, un anuncio de fuerte tinta roja te dice donde estás, en el hotel de El-Hazzared

Esta esperándote un hombre siniestro vestido de pulcro color blanco que te invita a pasar a la puerta de hierro ya oxidada por la sal. Al entrar un hombre grande y con el pelo sucio esta cuidando una pequeña puerta al final del pasillo; y también detrás de una jaula dorada, esta el encargado de la recepción sentado con la pierna amputada y mirándote con ojos grises como de piedra, te dirá que te registres y lo harás con el nombre de Michel Houellebecq, el se dará cuenta y te dará una llave plateada. Inmediatamente el hombre grande se hará a un lado de la puerta y te dejará pasar.

Verás a la madame del burdel que huele a perfume de jazmín y pescado; un hombre negro con un mono en su hombro y el dueño del lugar vestido con camisa a rayas y su perpetua mirada vacía. Te presentarás con mi nombre y te sentarás en un banco que está a un lado de la puerta. Dirás lo que te ha pasado y tendrás un lugar en esa mansión.

Con cariño: Caleb Ahab

— Encontré esta carta cuando estaba buscando algo de comer, —dice Howard— después de haber sobrevivido al que se le llamó La Gran Catástrofe de Hierro, o la aniquilación de la humanidad, no supe por que ocurrió o por que se llamó de esa manera, solo cuenta que estoy vivo, pero a mis 28 años no he perdido la fe en encontrar más sobrevivientes.