NOTA DEL ÁNGEL ROMÁN

Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán, que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain

El Recado de C.C.

1 de febrero de 2009

Heart Break Hotel (Parte I)

19 de abril de 1827

Mi amigo Howard, estarás en una pequeña misión para mí, te relataré el camino a seguir a un lugar seguro, donde la muerte se aleja al ver el estado de los que sobrevivieron a la Gran Catástrofe de Hierro. Caminarás y sabrás que estas en la soledad, habrá pruebas pero la recompensa será inmensa. Yo por mi parte ya no puedo seguir, la vida ha cobrado su cuota hacía mí.

En esta pequeña ciudad al norte de Irlanda, podrás llegar sin problema al malecón, al final de la tercera calle en un andador cerca del muelle el olor a pescado te guía a un grasiento hotel ya carcomido por los años, podrás ver las luces tenues y las siluetas depravadas por las ventanas, un anuncio de fuerte tinta roja te dice donde estás, en el hotel de El-Hazzared

Esta esperándote un hombre siniestro vestido de pulcro color blanco que te invita a pasar a la puerta de hierro ya oxidada por la sal. Al entrar un hombre grande y con el pelo sucio esta cuidando una pequeña puerta al final del pasillo; y también detrás de una jaula dorada, esta el encargado de la recepción sentado con la pierna amputada y mirándote con ojos grises como de piedra, te dirá que te registres y lo harás con el nombre de Michel Houellebecq, el se dará cuenta y te dará una llave plateada. Inmediatamente el hombre grande se hará a un lado de la puerta y te dejará pasar.

Verás a la madame del burdel que huele a perfume de jazmín y pescado; un hombre negro con un mono en su hombro y el dueño del lugar vestido con camisa a rayas y su perpetua mirada vacía. Te presentarás con mi nombre y te sentarás en un banco que está a un lado de la puerta. Dirás lo que te ha pasado y tendrás un lugar en esa mansión.

Con cariño: Caleb Ahab

— Encontré esta carta cuando estaba buscando algo de comer, —dice Howard— después de haber sobrevivido al que se le llamó La Gran Catástrofe de Hierro, o la aniquilación de la humanidad, no supe por que ocurrió o por que se llamó de esa manera, solo cuenta que estoy vivo, pero a mis 28 años no he perdido la fe en encontrar más sobrevivientes.

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