VI: Pasan Tiempos, Vienen Tiempos
De estas tonadas hacen que
brote fuego del corazón y de los ojos lágrimas
Un viejo piano, tocando una larga espera,
mientras pasan las horas,
las noches traicionan a las mañanas,
y el invierno glaciar presente.
Con su sol seco
que solo quema en dar calor,
con el viento helado
maltratando el amor que no tuve.
Una nueva nota del violín,
una de las que rejuvenecen los vientos,
una simple nota que equilibre el oro y la plata
se hizo presente la primera en calma.
Llenando con rocío las flores,
y embriagándose con tales licores,
que sólo se encuentran en las flores.
El pesado acorde del acordeón,
hace que los minutos sean horas,
El sol se vuelve pesado y la luna se rinde,
el verano del amor maldito y fatal.
Sus oscuros y largos atardeceres,
sus siniestros rastros naranjas,
las tormentas de rayos y
las brisas húmedas de agosto.
No basta con oír tal melodía,
sino con verla, me llegan las lagrimas y los recuerdos
La melodía del instrumento más siniestro
y más espantoso
Llega el sonido ensordecedor de las trompetas,
anunciando la entrada triunfal de las noches,
de las noches sin dormir y sin soñar,
la entrada del caótico otoño desastroso.
Me llegan las noches en los que solo había ron y mujeres,
donde las horas de la noche duraban menos,
ahora, estas noches, me recuerdan el
sabor salado del sudor, al neón y al rencor.
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